Desde Montevideo/80º Aniversario del Wilman/Eduardo Mérica para Diario Uruguay
POR CUATRO DÍAS LOCOS…
Sin querer estamos escribiendo una novela con una sobrecarga de emociones entrañablemente fuertes. Diría alguien: Un laberinto de pasiones incendiarias. Una historia atrapante con perfiles heroicos y barriales. Un recorrido a la noche de las noches de Arroyo Seco y a los senderos del placer. Si lo hubiéramos contado hace dos meses atrás, nos habrían dicho en la cara: Un relato de ciencia ficción atado a una aventura con final abierto. Todo eso y quizás mucho más. Porque los clubes de barrio -el fenómeno cultural más impresionante de los siglos- permite la ilusión de cobijar nada menos que la desmesura y la magia de que un grupo de vecinos se junten para allí… de nuevo en una esquina icónica, volvamos al querido club Wilman, a ese mundo de fantasías, realidades incontrastables y utopías genuinas, y porque hasta los sueños son posibles. Hasta lo inesperado es viable.
Faltaba menos de dos semanas para cerrar esta unión para ir a refundar el Wilman, y no sabíamos dónde crear la escenografía para tal fin… y levantamos las manos mirando al cielo, y el Altísimo nos colocó en el lugar perfecto: en el corazón mismo del barrio. En la esquina de Zapicán y Santa Fé; y mañana la memoria colectiva dirá que un jueves de diciembre, a las 18 y 50 horas, una sombra gigantesca se posará sobre el Arroyo Seco para completar la obra. Que puede ser novela, relato, cuento, anécdota, laberinto, juego, cielo o infierno.
Wilman ríe. Canta y baila. Goza, siente, disfruta. Quebró la no existencia con su gente después de 56 años, y se regodea en el placer. El placer de los dioses. En la esquina de Los Pepes. Por eso no hay derecho a que nadie nos quiera tapar el cielo con las manos.
AL CORAZÓN DEL BARRIO ARROYO SECO
LA ESQUINA QUE PASARÁ A LA HISTORIA…
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